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Julieta Penagos

Relaciones de género, desde la coyuntura y la política o la tv, hasta la moda.

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Hace unos días, leí una nota de prensa que anunciaba la prohibición de la aplicación del Síndrome de Alienación Parental (SAP) en procesos de familia. Este “síndrome”, que implica la manipulación de un progenitor para inducir el rechazo del otro progenitor por parte del niño o la niña, ha sido objeto de controversia en diferentes jurisdicciones. Imagino que la Corte Constitucional tuvo en cuenta las observaciones del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belén do Pará de la OEA, que aborda la violencia de género. Este organismo señaló que el SAP se ha utilizado de manera inapropiada, particularmente cuando las mujeres denuncian violencia. Además, resaltó la falta de respaldo clínico y científico del "síndrome", destacando una preocupante tendencia a culpar a las madres que denuncian violencia, convirtiéndose así en una forma adicional de violencia hacia ellas.

En mi pasado fui víctima de esta denuncia, junto con otras seis acusaciones, en un momento en el que fui percibida como frágil social y económicamente. En ese tiempo, mi hija y yo fuimos víctimas de diversas formas de violencia, desde la negación de la cuota alimentaria hasta el hostigamiento judicial, todo como represalia por mi "mal carácter". insistí en que nada sería como el progenitor imponía, es decir, que cada decisión, cada ejercicio, cada tarea, debía ser concertada y aprobada por mí, la mamá. Mi firmeza, interpretada como desafío a su autoridad masculina, resultó en años difíciles con secuelas traumáticas que aún están ahí.

Explorando el SAP


En mi búsqueda por comprender el Síndrome de Alienación Parental (SAP), encontré un artículo de la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría que indagaba en su origen, alcance y propósitos prácticos. El análisis, titulado "La lógica del SAP: terapia de la amenaza"(1), destaca que el SAP se presenta como un cuerpo conceptual desde su formulación teórica como "síndrome médico puro" hasta su aplicación final como una especie de "terapia de la amenaza". Esta amenaza se basa en la inmediata modificación de la custodia y la posibilidad de aumentar las restricciones de contacto entre el progenitor –generalmente la madre– y el hijo o hija diagnosticados con SAP.

Este síndrome ha sido utilizado como una herramienta para silenciar a las mujeres madres, apuntando que son manipuladoras y utilizan a sus hijos para dañar a los padres varones. Importante destacar que los altos porcentajes de paternidades ausentes e irresponsables están vinculados a este fenómeno. El SAP se ha convertido en una contraacusación dirigida a mujeres que denuncian abusos y violencias impuestas por los hombres. En este contexto, el SAP ha sido una estrategia para desviar y proteger las irresponsabilidades, violencias y ausencias masculinas en la vida familiar. La dramática estadística de su uso ha llevado a su prohibición en países como Chile, España y ahora en Colombia.

La prohibición del SAP produjo en mí reflexiones sobre experiencias pasadas donde también fui víctima y victimaria. Pensaba en las condiciones que predisponen a una persona o grupo a ser víctima de injusticias y cómo las dinámicas sociales, económicas o culturales influyen en la vulnerabilidad ante situaciones victimizantes. Durante ese triste periodo de mi pasado, desempleada y enfrentando notificaciones judiciales mensuales de diversas entidades, - Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, de un juzgado de Familia, de una comisaría de Familia o de la Fiscalía – tuve que defender mi maternidad mientras ocultaba lo mal que estaba mientras mi sistema emocional y financiero se deterioraba, impidiéndome avanzar, concentrarme, sonreír, tener fe, confianza y afectando mi bienestar psicológico, Tuve insomnio, ataques de pánico y profundas dudas sobre mis capacidades, perdiéndome en un abismo durante dos años que fueron hábilmente aprovechados por aquellos que decidieron imponerme su castigo.

El Perfil del Victimario: Factores Determinantes

En el análisis del papel del victimario y su sistema cómplice de apoyo, surgen factores concretos que conducen a una persona o grupo a perpetrar injusticias. Mi propio victimario exhibía características que lamento reconocer en otros ejemplos similares. En primer lugar, la percepción de superioridad en aspectos sociales, de género, raza y económicos estaban allí. La frustración y el resentimiento por no encontrarme como una víctima "fácil" o manipulable parecían ser determinantes. La persecución jurídica a la que fui sometida, junto con la difusión de comentarios sobre mi mal carácter, funcionaba como una vía para aliviar su propio malestar.

También la información financiera que tenía de mí, lo que le permitía normalizar la discriminación y la persecución como una suerte de "justicia" para él y su equipo familiar y jurídico. Esta actitud y su círculo familiar que lo financiaba respaldada por la percepción de superioridad, hicieron un cóctel tóxico de injusticias.

En cuanto a las experiencias traumáticas o abusivas en la infancia de mi victimario, indudablemente influyeron en el desarrollo de patrones de comportamiento victimario hacia mí. En una ocasión en una comisaría de familia, mi victimario comparó mis actitudes con las de su madre para causar solidaridad hacia él. Esta estrategia no solo generó confusión entre las personas presentes, sino que también revela cómo aquellos que han sido víctimas pueden asumir la violencia como un mecanismo de supervivencia, replicando estos comportamientos en situaciones de poder. Este ciclo perpetúa la violencia y refuerza la necesidad de abordar las raíces traumáticas que alimentan las conductas victimarias.

La Profundización de los Conflictos



Identifico a dos clases de víctimas: aquellas que permanecen en la sombra, temerosas y cómodas para los victimarios y aquellas que enfrentan su victimización con valentía. Sin embargo, cuando una víctima valiente cuestiona con orgullo un acto victimizante, la percepción de irrespeto hacia las supuestas condiciones de "inferioridad" se percibe como arrogancia y falta de respeto, razón por la que el castigo se incrementa, aumentando de paso el hecho victimizante.

En contextos de desequilibrio de poder, ya sea en entornos laborales o familiares, se repiten refranes que refuerzan la sumisión, como "No morder la mano de quien da de comer", "No hay que ser desagradecido", "el que escupe al cielo le cae en la cara", "Quien tiene la plata manda" o "¡Quien la ve!". Si aquel que ostenta el poder no puede imponer su lógica, la respuesta suele ser una agresión más intensa para mantener el control, la hegemonía y la superioridad. Esto puede manifestarse a través de despidos injustificados, acoso laboral, deslegitimación social, expulsiones familiares o una serie de demandas. Lamentablemente, en muchas ocasiones, la víctima valiente experimenta una pérdida de legitimidad al defenderse o responder a la agresión, ya que se espera que las víctimas acepten los ataques con una ética inquebrantable, especialmente las mujeres.

En Latinoamérica, conocemos de cerca el significado de "valer menos", una tradición que nos ha acostumbrado a aceptar sumisamente los planes de las hegemonías. Los grupos sociales y de izquierda que desafían estas imposiciones suelen ser estigmatizados y ridiculizados. El asimilamiento de formas de esclavitud colectiva ha hecho que resulte impensable imaginar modelos distintos y horizontales, perpetuando con naturalidad el racismo, sexismo y clasismo como bases sociales predominantes.

Lo que persiste es la aceptación eventual de la imposición de "quien vale más", ya sea por cansancio o pérdida de esperanza en que todo será diferente. Rebeldes y sumisos se adaptan lentamente, ocupando el mejor lugar social posible. Incluso dentro de colectivos sociales, de izquierda y feministas, se reproducen agresiones basadas en la lógica de "quien vale más" o "quien tiene autoridad moral". Desafiar esta lógica puede conducir a la armonización de proyectos sociales compartidos y prevenir la desarticulación de procesos colectivos.

Adiós al Dolor


Las partes involucradas en conflictos pueden radicalizarse, causando un dolor particularmente intenso para aquel que "vale menos". Todo depende del carácter de la víctima y a cuán lejos esté dispuesta a llegar. En algunos casos, las víctimas ceden; sin embargo, también puede ocurrir, como fue mi experiencia, que el dolor simplemente desaparece, volviéndose inmune a cualquier ofensa, mentira o estrategia que intente afectar emocionalmente.

El momento en el que me reconocí como una persona fuerte y extremadamente serena pasó durante el seguimiento al caso de SAP en una comisaría de familia. Las profesionales ya habían dejado claro que no existía ninguna alienación parental y que ese término no tenía cabida en su oficina. Ante la persistencia del victimario, me sorprendí al constatar que nada me afectaba, alteraba, impresionaba o hería emocionalmente. Lo vi confundido y frustrado, elevando la voz y gesticulando, mientras yo mantenía una calma imperturbable. Durante meses, insistió en imponer su autoridad hasta que finalmente aceptó que había perdido el poder sobre mí y sobre nuestra hija. Fue el adiós definitivo al dolor.

Desafiar la Verdad y Tratar las Heridas con Honestidad


Idealmente, deseo que no solo este victimario, sino todos aquellos que abusan de su poder o se perciben a sí mismos con superioridad, se enfrenten a una reflexión sobre sus acciones y cuestionen la efectividad de su comportamiento. Sin embargo, las víctimas también tienen mucho que aprender y reflexionar.

Con los años y tras haber sido tanto víctima como victimaria, he comprendido que la vida es como un tejido o un río, y en ambos casos, la verdad es un relato en disputa. Descubrí que la rigidez de las verdades aceptadas suele ser un obstáculo. La resistencia a desafiar nuestras propias verdades nos limita e incluso nos anula, como cuando una persona insatisfecha se aferra a un trabajo que no ama, justificándolo con la estabilidad laboral, limitando su crecimiento, su tiempo y su alegría. Cuestionar la verdad que tenemos dentro es un acto de rebelión que desentraña las fibras mismas de la realidad y libera tanto a víctimas como victimarios.

Después de la confrontación, sin importar quién gane o qué verdad se imponga, tanto víctimas como victimarios quedamos heridos de diversas formas. Llega un momento en que la necesidad urgente y vital de pasar la página y sanar se hace presente. Si bien el tiempo tiene su efecto, en mi opinión, tratar las heridas con honestidad y confrontar las cicatrices emocionales reconociendo la realidad de nuestras experiencias nos expone a una verdad incómoda, pero puede ser el camino hacia la comprensión y la tan anhelada sanación.


Bibliografía 

(1) La lógica del Síndrome de Alienación Parental de Gardner (SAP): "terapia de la amenaza"
ESCUDERO, Antonio; AGUILAR, Lola  y  CRUZ, Julia de la. La lógica del Síndrome de Alienación Parental de Gardner (SAP): "terapia de la amenaza". Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. [online]. 2008, vol.28, n.2 [citado  2024-01-17], pp.285-307. Disponible en: <http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-57352008000200004&lng=es&nrm=iso>. ISSN 2340-2733.




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el cuerpo asume los dolores del mundo

Somatizando las penas del mundo
Creada con Ideogram AI

Llevo tres días lidiando con lo que podría ser una gastroenteritis, pero siento que es mucho más que eso. Mi cuerpo está llevando sobre sí mismo el peso de todas las presiones y estos espasmos estomacales deben ser una advertencia de que algo más profundo está sucediendo dentro de mí. Me pregunto si estoy somatizando, si mis emociones están manifestándose físicamente de alguna manera. Sé que la somatización no es sólo algo que ocurre en mi mente; es un fenómeno clínico real que la medicina reconoce y estudia. Estoy segura que mi cuerpo me comunica algo que mi mente no puede expresar con palabras. El diccionario clínico de la Universidad de Navarra en su descripción de “Somatización” dice que Los síntomas a menudo están asociados con el estrés y pueden ser una forma de expresar emociones reprimidas o dificultades psicológicas. Estoy somatizando y hay razones de peso.

Las luchas personales 

En el silencio de la noche, mientras el mundo parece dormir, mi mente empieza un diálogo frenético con los demonios del universo y los propios. Las luchas personales me mantienen despierta y también el eco estridente de los eventos planetarios que aparecen cada día, especialmente con las y los periodistas en Gaza. ¿Cómo iba a pensar que estos dos mundos, el micro y el macro, podrían confluir en mi propio cuerpo?

La somatización es un término que llegó a mi vocabulario cotidiano como un invitado no deseado e insiste en quedarse. Esa manifestación física de mis cruzadas internas, me recuerda que la mente y el cuerpo tienen una seria relación y saben expresarse. Y así, cuando la tristeza me inunda, mi cuerpo reacciona de formas que no puedo ignorar ante lo que ya no consigo nombrar, aquello que ha sido censurado en mis redes sociales y me muestra la complicidad del mundo con indiferencia y la crueldad. Es ahí cuando mi estómago se convierte en un campo de batalla. 

Lo macro y lo micro

Creada con IA
La soledad de la guerra
Creada con Mojo AI

La agresión sionista implacable contra el pueblo palestino y la certeza de que en toda la Franja de Gaza hay cadáveres por todas partes, gritos por dolores intensos causados por quemaduras o amputaciones sin anestesia, llanto de niños y niñas en total soledad, mujeres violadas frente a sus familias, hospitales derribados, hambre, sed, tristeza infinita y mas de 32.000 asesinatos. Suena muy fácil tener dolor de estómago.

Mi regreso al mundo laboral, marcado por la incertidumbre financiera, ha añadido combustible al fuego de mi malestar físico. Cada factura sin pagar, cada sueño postergado, parece dejar una huella en mi sistema digestivo, como si mi estómago estuviera tratando de procesar la carga emocional y financiera que llevo sobre mis hombros.

Y luego está mi relación de pareja, un naufragio en cámara lenta en medio de las aguas del amor y la decepción. Ya sea una amable conversación, una discusión o un silencio incómodo, se vuelve un nudo en mi estómago ante la fragilidad de los lazos humanos.

Vivir


Aprender a amar y reír a pesar de todo.

Sobrevivir en medio del dolor y buscar la alegría
creada con Mojo AI


¿Será posible encontrar paz en medio de la tempestad global y mi propia vida? La respuesta, tal vez, radica en reconocer lo entrelazado que están las cosas: la brutal agresión a Palestina muestra el horror de los imperios, las dinámicas de poder y la lucha de clases al más alto nivel; y mi estómago no es sólo un órgano digestivo, sino un eco de las tensiones que enfrento en mi vida profunda y cotidiana. Y leyendo sobre somatización, llegué inevitablemente a la descolonización de la enfermedad, la interpretación hegemónica del cuerpo, el origen de los males físicos y el poco bienestar de las comunidades marginadas que son mayorías en el mundo. Mantener a las grandes poblaciones tristes, enfermas y agobiadas por las tragedias, tanto colectivas como individuales, debe ser la estrategia más antigua usada por lo poderes en el mundo, porque es así que conservan su supremacía y mantienen sus victorias artificiales y tramposas, mientras nosotros y nosotras, como testigos, confirmamos la injusticia de la vida y la necesidad de narrar una historia que traiga conciencia y verdad.


En ese camino lleno de dificultades, encontraré fuerza en la adversidad, la enfermedad, las lágrimas ajenas y las propias, la vulnerabilidad, en la sabiduría y en la torpeza de cada experiencia. En cada paso, buscaré sobrevivir, reír, estar sana, amar y aprender, sabiendo que el camino está lleno de baches, tragedias, tragicomedias e incertidumbres. 



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Mientras cocinaba, descubrí que meditaba

No hay ningún remedio para los hechos ineludibles de la vida
Trungpa Rimpoché

Los contratos de prestación de servicio perfilan la realidad laboral y financiera de millones en Colombia y así me encontró el 2024. Enero llegó cargado de angustia, falta de fe y confusión. Las cuentas apretaban y los gastos se disparaban con la temporada escolar. Ante el desempleo, reinventé mi rutina: un poco de lectura, organización de la casa y cocina diaria.


La vida doméstica, aunque agotadora, resulta llevadera para mí. Si tan sólo fuera mejor remunerada, hasta me plantearía dedicarme. Enfrentar estas labores en medio de la incertidumbre no tiene gracia, pero como dicen, había que buscarle sentido a la vida. Y así, en este remolino de frustraciones económicas, encontré refugio en la cocina mientras esperaba a mi hija e hijo al regresar del colegio. Entre ollas, sartenes, recetas y aromas, descubrí "El Oso" y el espacio para la meditación
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"El Oso" como Espejo


Serie de televisión

Serie de televisión "El Oso"
Tomado de Star Plus

"El Oso" es una serie que vi en Star Plus, sobre un conocido chef que regresa a su ciudad natal, Chicago, para hacerse cargo del restaurante familiar tras el suicidio de su hermano mayor. Es la imagen típica de quien busca la sanación después de una pérdida terrible y de cómo la cocina se vuelve un lugar de liberación y transformación.


Al igual que Carmen Berzatto, o Carmy, el protagonista, me encuentro en una etapa de incertidumbre. Junto a él, descubro en la cocina un refugio donde, gracias al ritmo sereno de las tareas, logro calmar mis pensamientos y un buen día me doy cuenta, que mientras pico zanahorias y revuelvo salsas, estoy meditando.


A medida que la serie avanza, se van revelando las violencias y soledades de la vida familiar. Los personajes, al igual que yo, cargan con el peso de relaciones difíciles y traumas del pasado. A través de la comida, alimentan sus cuerpos y comienzan a sanar sus almas.


Carmy busca "soltar" las cargas que lo oprimen. Su empeño en la perfección en la cocina es la metáfora de su búsqueda de paz interior. Cada plato que prepara es una expresión de su dolor, su ira y su esperanza.


La serie me recuerda que la cocina no sólo es un lugar para preparar alimentos, sino también un espacio para la conexión con uno mismo y con los demás. Es un lugar donde podemos encontrar belleza en lo simple, celebrar la vida y aprender a "dejar ir" momentáneamente las tensiones económicas y todo lo que nos duele.


Sydney, la chef exquisita nacida en un hogar pobre y fascinante, ve cómo su talento no le alcanza para tener un auto propio y debe compartir un pequeño apartamento con su padre. Sydney representa la disciplina y el orden en la cocina mientras busca su propio camino. Y Natalie, tiene fe en que, algún día, el encuentro familiar será tranquilo y conciliador.


El pasado marcado por la tristeza, las mezquindades humanas, la convivencia y la cocina, van encontrando un orden que trasciende las penas y cierta magia para transformar las heridas.
La cocina como templo


Cocinando y meditando

Mi cocina: templo inesperado y lugar de meditación

Mi cocina


Las cocinas, históricamente asignadas como el dominio privado de las mujeres, han persistido como espacios casi ancestrales y exclusivos para nosotras; tan es así, que aún muchas abuelas las reivindican como su territorio personal. Salir de allí nos ha costado persecuciones, la ridiculización y desconfianza social generalizada, como si nuestro único talento fuese cocinar y cuidar de la familia.

Alimentar a una familia o a un grupo de personas es un acto noble, y hacerlo de manera exquisita un arte. Aunque disfruto de la cocina y tengo habilidades, enfrentar la cotidianidad en este espacio y con preocupaciones, me resulta agobiante y exigente. La expectativa es que las cocinas sean lugares limpios, luminosos, amplios, llenos de colores y aromas deliciosos, que lo que salga de allí sea un deleite y todo esto recae en quien está frente a ella.

Cuando Carmy regresa a Chicago, encuentra un restaurante que podría describirse como un hueco, donde, en medio de gritos y estrés, va saliendo la comida. Los utensilios llevan consigo el peso del pasado: sartenes quemados, rayados e imperfectos, manchas en las paredes, mesones y manijas dañadas. "El Oso" cocina para camioneros y secretarias, pero el interés en el lugar se aviva gracias al chef reconocido mundialmente.

La serie presenta primeros planos divinos y llenos de luz que capturan el proceso de preparación de los alimentos, y el restaurante, al igual que todos nosotros en la vida, camina a pesar de la incertidumbre, transformándose en un lugar pulcro y con menús refinados. Aunque inicialmente hay resistencias para aceptar el cambio, todos encuentran su lugar mientras confrontan sus propias vidas en la cocina.

Albóndiga, papas asadas y ensalada

Almuerzo de sábado en casa

Cocinar me ha implicado estar plenamente presente en el momento porque la preparación requiere la atención plena en cada paso. Cuando descubrí “El Oso”, conecté con la cocina, con el sonido de cuchillos cortando, el aroma de las especias, la textura de los ingredientes y momentáneamente dejaba de angustiarme por mis dificultades. Así llegó la noción de que estaba meditando y de que la cocina es mí templo. Mientras cocino, el flujo de pensamientos especialmente agobiantes se desvanece y me da el espacio para disfrutar de mí tiempo presente.


Los tiempos privados de los chefs de “El Oso” son hermosos y meditativos, pero cuando están en las horas pico de comida, hay mucha intensidad mezclada con sus vidas intimas. Tanto en “El Oso” como en mi cocina, preparar alimentos libera sabores y pensamientos, como en la meditación.


En tiempos de incertidumbre, Permanecer en la cocina ha sido un acto de bondad hacia mí misma.


La belleza de lo simple y el consuelo


Autora del blog La Mala Feminista

Yo simulando calma

El budismo es potente por su profundidad expresada con sencillez y simplicidad, y fue allí donde también encontré un poco de alivio. No puedo evitar relacionar lo que vivo con las palabras de Pema Chödrön en "Los lugares que asustan", quien destaca la impermanencia de la vida y cómo resistirse al cambio o imaginar que todo seguirá igual, causa sufrimiento. La impermanencia en el budismo es la comprensión de que todo en la vida, incluyendo los estados mentales, las situaciones y las experiencias, está en constante cambio, y esto me recuerda que mi situación actual también cambiará pronto. Aunque no siempre me brinde la tranquilidad que deseo, lo acepto y lo intento.


Y justamente, Pema pide aceptar la realidad y encontrar la felicidad en lugares apropiados. En mi búsqueda de consuelo, descubrí que la cocina se ha convertido en ese lugar, un refugio donde practico la aceptación y encuentro paz en medio de la impermanencia.


La felicidad es un lugar común que añoro con sinceridad, pero también es un concepto filosófico profundo y el budismo ha reflexionado sobre ella. Pema indica que habitualmente caemos en patrones adictivos para escapar del sufrimiento momentáneo, adicciones que, aunque proporcionen una satisfacción temporal, fortalecen hábitos de sufrimiento a largo plazo alejándonos de la felicidad.


La inseguridad y angustia colectiva ante la falta de estabilidad laboral en el país, hace que millones de personas vivan entre la necesidad, la ansiedad y el sufrimiento. Lamentablemente, la falta de solidaridad y comprensión agrava la situación, y la prisa y falta de conciencia, impiden reflexionar sobre formas más serenas de habitar este mundo y afrontar sus urgencias.


Quizás colectivamente, necesitemos un hábito o practicar algo y entrar en meditación para alejar la angustia por un momento. A veces, mientras medito o cocino, no sólo llega cierta ilusión, sino que posteriormente, tengo ideas de lugares a donde puedo acudir buscando un abrazo, dejar mi hoja de vida o una idea realizable. 

  
Ojalá mi experiencia inspire a alguien a encontrar la paz en medio de la incertidumbre.


The Bear - Ficha técnica

Títulos en español: El Oso
Género: Comedia dramática
Creado por: Christopher Storer
Protagonistas:  Jeremy Allen White, Ebon Moss-Bachrach, Ayo Edebiri, Lionel Boyce, Liza Colón-Zayas, Abby Elliott, Matty Matheson
País de origen: Estados Unidos
Idioma Original: inglés
N.º de temporadas: 2
N.º de episodios: 18






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Skincare

Piel radiante, naturalmente 

Hace casi tres años, después del nacimiento de mi último hijo, vi mi reflejo en el espejo y la historia del tiempo, del amor, de los dolores y de la vida grabada en cada línea, cada cicatriz, cada poro dilatado, cada mancha y cada arruga de mi rostro. Cada experiencia, cada momento de alegría y cada duelo que enfrenté se manifestaba en mi piel. Entonces sentí una necesidad profunda de cuidarme y enaltecer mi propia belleza como nunca antes lo había hecho. Eso se llamar cuidarse y cuesta dinero y tiempo. 


Mi viaje hacia el cuidado de la piel comenzó como una búsqueda de la perfección, de encontrar la piel de porcelana y lo que hallé fue mi propia aceptación. Quería que mi rostro reflejara la vitalidad y la exquisitez que cualquier mujer refleja en una revista, y así comenzó mi exploración en el mundo del skincare. Investigué, aprendí sobre los diferentes compuestos, nutrientes y rutinas, y poco a poco construí la mía que se convirtió en una ritual de cuidado.


Mis compuestos y nutrientes favoritos 


La Vitamina C: Descubrí la maravilla que es la vitamina C, un poderoso antioxidante que ilumina la piel y le da un brillo radiante. La utilizo en sueros faciales y he conocido buenas marcas. Empieza utilizando porcentajes pequeños para no irritar el rostro, luego aumenta paulatinamente. Úsala de día y de noche, siempre con protector solar, por favor. Con el tiempo, noté cómo mi tez se volvía más uniforme y luminosa, como si mi piel estuviera compartiendo mi alegría interior con el mundo.

La saludable Niacinamida: Es la aliada para reducir la apariencia de los poros y controlar el exceso de grasa. ¡La amo! También la utilizo en suero facial y de 6 a 10 porciento estará bien. Esta maravillosa sustancia ayudó a mi piel a encontrar su calma y suavidad.

El Renacimiento del Retinol: Es fuerte y al comienzo hay que tener cuidado, pero es increíble. Este ingrediente maestro estimuló la renovación celular y me permitió dejar atrás las capas pasadas de preocupaciones y cansancio, en serio. Úsalo sólo de noche y al día siguiente bloqueador solar retocando varias veces al día. Asegúrate de que cuando lo apliques, la piel esté realmente seca.

La Hidratación del Ácido Hialurónico: Es un abrazo nutritivo para todas las pieles, incluso mi hija de 12 año empezó a usarlo. El ácido hialurónico restaura la hidratación perdida y llena cada línea con la humedad del amorcito de una misma. Mi piel está más suave, más jugosa y revitalizada.

La Pureza del Ácido Salicílico: Es la divinidad, alivia el acné, reduce la hinchazón, el enrojecimiento y abre los poros de la piel obstruidos, lo que permite que las espinillas se sequen. Suelo usarlo en cremas y siempre la sensación es tersa y suavecita.

El contundente Ácido Glicólico: Exfolia y libera la piel de las impurezas acumuladas y empieza a desaparecer las manchas de la cara tras cada aplicación. Con meses de uso, la piel quedará renovada y disminuirá notablemente las manchas. Es fuerte, hay que empezar con porcentajes pequeños y aumentar paulatinamente. Se usa sólo de noche, se lava la piel a primera hora del día y se protege inmediatamente con bloqueador solar. 

 

Mi rostro tras el skincare

No es una piel perfecta, ¡Pero me encanta!

Hay otros aspectos fundamentales en el cuidado de la piel como la limpieza Facial. Utiliza jabones gentiles y masajea suavecito para retirar la suciedad del día. Así como purificamos nuestra carita, también purificar nuestra mente y corazón liberándonos de las cargas innecesarias. Sé consciente y amorosa. Con paciencia y tiempo empezarás a ver los resultados. Además, el descanso adecuado, una dieta saludable y la hidratación constante también desempeñan un papel primordial en el reflejo de nuestro rostro.

Limpieza, tónico, suero, crema hidratante, bloqueador si es de día

Crea una rutina para la piel


Las rutinas

Mi viaje de cuidado de la piel se convirtió en un ritual cotidiano que abarca el día y la noche


Por la mañana, comienzo con una limpieza facial suave pero profunda, liberando mi piel de impurezas y preparándola para recibir los beneficios de los tratamientos posteriores. Luego, un suave tónico hidratante entra en juego, equilibrando y preparando mi piel para absorber los nutrientes. Puedes usar agua de rosas o agua termal, mis favoritas. Procura que tengan ingredientes adicionales como la vitamina E, colágeno o aloe vera.


Los sueros faciales son los héroes de mi rutina, cada uno diseñado para abordar necesidades específicas: vitamina C para iluminar, niacinamida para suavizar y retinol para revitalizar. Piensa en qué necesitas y decide el suerito que mas te convenga.


Dicen que el contorno de ojos es el primer lugar que indica el envejecimiento en el rostro, así que hay que atenderlo. Usa cremas para ojos que contengan café, vitamina E o retinol. Un contorno hidratado irradia una historia hermosa.


Después, la crema hidratante envuelve mi piel en un abrazo de humedad, dejándola suave y preparada para enfrentar el día. También busca que la crema que elijas tenga ingredientes enriquecedores que potencien y no perturben el trabajo del suero previamente puesto. Hay ingredientes que no deben ser mezclados entre sí. Este recordatorio es clave.


Nunca olvidar el paso protector: el bloqueador solar, compañero constante que protege la piel de los dañinos rayos del sol y previene el envejecimiento prematuro. Úsalo incluso si está nublado y retócalo varias veces al día.


Dos veces por semana, dedico un momento especial para la exfoliación para liberar mi piel de células muertas.
En la noche, repito esta rutina, con otros sueros y cremas elaboradas para nutrir mientras duermes, permitiendo que mi piel se relaje y se rejuvenezca durante el reposo nocturno. Cada paso es como una nota en una hermosa melodía de cuidado, empiezas a entender cómo funciona, cuáles son las marcas confiables y los laboratorios.

La piel de Julieta tras el cuidado de la piel

La piel nunca será perfecta, pero hay que cuidarla 

Tengo claro que mi piel nunca será como la porcelana perfecta que a veces imaginamos y me doy cuenta de que mi viaje de cuidado de la piel es mucho más que prácticas de consumo. Es un recordatorio constante de mi capacidad para consentirme y de cómo cada elección que hago en mi rutina diaria es un acto de amor y cuidado. Cada serum, cada crema y cada gota de protector solar son una manifestación tangible de mi compromiso conmigo misma, con mi bienestar y con mi propia historia. Esa disciplina la hago extensiva a todas las dimensiones de mi vida, como el ejercicio, la dieta, la risa… A través de este viaje, he descubierto que la belleza verdadera reside en la forma en que nos cuidamos y nos amamos, y que cada línea y arruga cuentan una historia única y hermosa de la vida que hemos vivido. Ahora que tengo un copete de canas, pienso mantenerlo vibrante pero no cubrirlo.

Así que, queridas mujeres y amigas que han dicho con sinceridad que mi piel está muy bonita, las invito a embarcarse en su propio viaje de cuidado de la piel, no en busca de la perfección, sino en busca de la expresión auténtica de su belleza. Cada paso que dan es un paso hacia la aceptación, eso que tanto nos cuesta.
Recuerden, somos mujeres, seres de vida y experiencia, cada marca en nuestro rostro es un testimonio de la historia que llevamos dentro. 





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Margor Robbie como "Barbie" en la película Barbie 
Tomada de Warner Bros. Pictures


“Barbie”, dirigida por Greta Gerwig, nos ha hecho hablar a todas y a todos y se ha convertido en un fenómeno cinematográfico desatando debates sobre el feminismo y el patriarcado. Aquí entro yo.

Simple y básica como soy, debo empezar contando que reí mucho y lloré un poquito, porque las historias de las mujeres están llenas de infamias y dolores, y es más fácil asumir mi propio pasado y el de todas mis ancestras desde la ridiculización del mundo masculino, sus normas, sus creencias y la forma en que han impuesto su relación con nosotras, que desde la realidad visceral.

“Barbie” le habla a muchas mujeres y a muchas feministas, quizás a las más típicas, digo yo, pero no a todas, desde luego. El feminismo, tan amplio, profundo y complejo, problematiza todas nuestras diversidades y formas de experimentar la vida. Una mujer y feminista como yo, mestiza, de origen pobre, pero que no se siente tan racializada ni colonizada por mí formación familiar y escolar, y una cis a medias porque nunca fui una niña ni una mujer con una identidad clásicamente femenina, tal vez se enuncie de forma incorrecta, pero ese sancocho refleja mi experiencia individual.

Las que más saben, dicen que la peli le habla al feminismo blanco, neoliberal y privilegiado. Yo tampoco encajo ahí, pero “Barbie” me habló, por lo tanto, estoy segura de que la película tiene mucho que ofrecer a las audiencias de todas las edades, tanto feministas como no feministas.

La relación que tuvo la niña que fui con Barbie fue extremadamente encantadora. Una chiquilla alocada, enamoradiza, ocurrente y soñadora, que fue víctima por todos y todas las integrantes de su familia de matoneos para opacar esa locura, vivió aventuras en su intimidad junto a Barbie e imaginó que tenía los trabajos más atractivos y bien pagos para alejarse de aquella gente. Con Barbie conocí la autonomía financiera (no la nombraba así, obviamente) y viajé por el mundo en medio de mi vida hostil y restringida. Mi Barbie tuvo muchos novios, muchos carros, mucha ropa que yo cosía con los retazos que encontraba por ahí y muchas fiestas. A Barbie la peiné y le hice mascarillas para que fuera la “mujer” más guapa del planeta.



“Ya puedes irte, no quiero que estés aquí. Es noche de chicas”


Las mujeres tenemos dificultades para expresar nuestra negativa debido a la forma en que se nos concibe y a la falta de énfasis en el consentimiento, mientras que los hombres se ven limitados en aceptar un 'no' por la normalización de la dominación masculina y la percepción de que siempre debemos ceder. Es fundamental comprender que el dilema que enfrentamos al expresar una negativa encuentra sus raíces en la construcción social patriarcal. Se nos pide o impone (en caso de no obedecer), expectativas sobre cómo debemos comportarnos, enfatizando la sumisión, la complacencia y la disposición hacia los demás (hacia los hombres).

Frente a la casa de Barbie, Ken le propone pasar la noche juntos, pero ella se niega. La directora construye una narrativa simbólica que trasciende el mero diálogo y demuestra el poder de agencia de la muñeca. Es un momento poderoso porque le dice a Ken con claridad, sin rodeos, ni culpas, que quiere estar con sus amigas.

Algunos y algunas, arraigados en concepciones tradicionales, encontrarán en el deseo de Barbie un acto de crueldad hacia Ken, ignorando el hecho de que, en este mundo invertido, ella tiene derecho a decidir con quién y cómo desea compartir su tiempo y espacio, mismo derecho que tienen los hombres en el mundo real.

También veo una lección sobre la importancia de que las niñas y las mujeres sean conscientes de su capacidad de decir "no", mientras que los hombres deben aprender a aceptar y respetar esas decisiones.

Barbie y Ken se dirigen al mundo real

Película "Barbie" Con Margot Robbie y Ryan Gosling
WARNER BROS. PICTURES / ACN



¡Es como si el mundo estuviera al revés aquí!

En Barbieland, las mujeres ostentan un poder innato, son amigas solidarias y seguras de sí mismas, desechando toda competencia, especialmente por los Ken, porque Barbieland es una utopía de color rosa. La llegada al mundo real de la pareja significó para cada uno cosas distintas: Barbie, expuesta a las miradas invasivas, experimenta una progresiva inseguridad ante la sociedad del mundo real. Las burlas y el incidente en el que es agredida físicamente marcan su vulnerabilidad en este lugar hostil. En contraste, Ken se siente complacido, seguro y poderoso al observar comportamientos típicamente masculinos en el espacio público, adentrándose en una visión idealizada de la masculinidad.


La representación visual y simbólica es inconfundible: Mattel, la empresa que produce a Barbie, está dirigida únicamente por hombres, mostrando así la realidad de las esferas empresariales en sus directivas. El gerente de la compañía intenta justificar la ausencia de mujeres mediante un argumento simplista: “Soy hijo de una madre mujer. Y sobrino de una tía mujer. Amamos a las mujeres aquí”.


Mientras la muñeca huye tratando de entender qué le está pasando, Ken aprende las lecciones básicas de la vida. Barbie ve la diversidad y las emociones de la gente, Ken entiende el sistema y le agrada la forma en que él encaja allí.
La película satiriza con astucia los valores más tradicionales y tóxicos de la masculinidad, como la obsesión por los objetos materiales, el poder, los autos lujosos y los símbolos de dominación con humor. Esta sátira es una respuesta crítica al patriarcado, que a menudo perpetúa la discriminación mediante la ridiculización de las mujeres y sus desventajas, mientras protege y normaliza los comportamientos nocivos de los hombres.


Una vez que Ken retorna a Barbieland sin Barbie, el patriarcado es instalado por él, arrebatando a las Barbies sus hogares, trabajos, reconocimientos, conocimientos y hasta la presidencia del país, impactando incluso en el mundo real con la aparición de una Barbie deprimida y ataviada en un traje de yoga.


Barbie y Ken llegan al mundo real
Tomada de Warner Bros. Picture


América Ferrera y la obviedad necesaria

Barbie parte al mundo real a encontrar a la niña que juega con ella para calmar sus pensamientos, y lo que halló fue a una adulta triste, a una mamá aburrida, con un trabajo aburrido y una hija adolescente que no la soporta. Descubrir a la adulta triste y su relación con la hija fue el momento más conmovedor que viví durante la película. Gerwig explora con esta relación madre-hija las complejidades de las relaciones entre mujeres y las tensiones generacionales.

El encuentro es decisivo en la película y pone al descubierto las frustraciones y desencantos que las mujeres enfrentan en sus vidas cotidianas. Gerwig aborda la complejidad de la maternidad y la difícil tarea de equilibrar las expectativas sociales que nos imponen a las mujeres. Este encuentro traerá otras realidades tristes como la que grita Sasha en el carro mientras huyen: “Todo el mundo odia a las mujeres, las mujeres nos odiamos y los hombres nos odian”. Barbie, estupefacta, intenta entender a este mundo echado a perder.

El monólogo de Gloria, la mamá, fue la voz de la conciencia con el poder suficiente de desprogramar el efecto del patriarcado en las vidas de las muñecas en la ciudad rosa de Barbieland, fue una declaración sobre los obstáculos y dilemas que enfrentamos las mujeres y una verdad que la mayoría desconoce y que cuando es oída, a menudo produce una liberación y un cambio en nuestras vidas.

La elección de incluir este monólogo en una película comercial, como “Barbie", es importante porque busca llegar a la mayor cantidad de mujeres posible en el mundo. Esta voz de conciencia debe extenderse más allá de los círculos feministas para mujeres de todas las edades y culturas. La película desafía el supuesto "lugar común" de la voz de Gloria sobre el que ya sepamos las verdades sociales de las mujeres, estimulándolas a decir "no quiero" y a cuestionar y resistir las normas restrictivas que asumen a diario.

Recuperar a Barbieland sí, pero no así

El patriarcado en Barbieland

Los Ken se toman Barbieland
Tomada de Warner Bros. Pictures


Antes de escribir sobre “Barbie”, leí y oí muchas críticas de mujeres feministas, antifeministas y otras menos ideologizadas. Encontré el reproche común de descalificar los métodos que idearon las muñecas junto a Gloria y Sasha para recuperar a Barbieland. Vuelvo entonces al monólogo y a la exigencia siempre de ser profundamente éticas, incluso para recuperar lo que te quitaron. “No quiero hacerle daño”, dice Barbie refiriéndose a Ken. Gloria responde entonces, “Te quitó tu casa, les lavó el cerebro a tus amigas y quiere controlar Barbieland”.

El reproche resalta el constante dilema ético que enfrentamos las mujeres en nuestro camino hacia la liberación. La exigencia de ser correctas y no hacer daño plantea una cuestión clave: ¿Cómo encontrar el equilibrio entre la resistencia y la preservación de los valores éticos en la lucha feminista? ¿Existe ese equilibrio o es sólo válido cuando se trata de las luchas de las mujeres?

Clave aclarar que ningún derecho o avance en la historia de las mujeres ha sido un regalo del poder patriarcal. Elegir una carrera o un marido, votar, trabajar, ponerse un pantalón, hablar duro, exponer una idea, cada paso hacia la emancipación fue resultado de una lucha constante contra las voces que insistían en mantener el status quo y limitar el avance de las mujeres en función de argumentos de "naturalidad" o "preparación".

La representación de los Ken como débiles e inseguros, ocultando su vulnerabilidad tras una apariencia de fuerza física y violencia, se convierte en una gran metáfora. Las Barbies, conscientes de estas debilidades, aprovechan para recuperar su poder y su ciudad. Después, la utopía había cambiado un poco, pero no lo suficiente como para incluir a los ken en la Suprema Corte, porque, finalmente, Barbieland no es una democracia.

Podríamos hablar también del impactante trabajo de marketing que hizo Mattel para tenernos hablando de "Barbie", de feminismo y de patriarcado, pero volveré a la muñeca humanizada. Y así, de forma típicamente gringa, Barbie estereotípica inicia su tránsito al mundo real para volverse una mujer de la mano de Ruth, la diosa y creadora de Barbie, porque en Barbieland, dios es mujer.

Ficha técnica

Dirección: Greta Gerwig
Producción: Margot Robbie / Tom Ackerley / Robbie Brenner / David Heyman / Ynon Kreiz / Josey McNamara
Guion: Greta Gerwig / Noah Baumbach
Basada en Barbie de Mattel
Música  Mark Ronson / Andrew Wyatt
Fotografía: Rodrigo Prieto
Vestuario: Jacqueline Durran
Protagonistas: Margot Robbie / Ryan Gosling / América Ferrera / Kate McKinnon / Hari Nef / Michael Cera / Ariana Greenblatt / Simu Liu / Issa Rae / Rhea Perlman / Will Ferrell / Dua Lipa
País: Estados Unidos
Año: 2023




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Ilustración

Ilustración: Navidad en occidente, genocidio en Gaza
Tomado de Internet

Escribo este texto un 25 de diciembre de 2023 y lo público durante el Ramadán, la fiesta sagrada del islám


Hace algunas semanas, tuve la oportunidad de visitar Guatemala y mi primera incursión "turística" fue al Museo de la Memoria. En compañía de colegas de Colombia y México, conocimos la dolorosa historia del genocidio perpetrado contra el pueblo Maya. Durante la década de los 80, aproximadamente 200,000 personas, entre hombres, mujeres, niñas y niños, fueron víctimas de asesinatos o desapariciones forzadas. Allí, mexicanas y colombianas compartíamos reflexiones acerca de nuestras propias narrativas históricas y de la manera en que hemos sido objeto de agresiones a lo largo del tiempo.

Mientras las historias de los genocidios persisten, el dolor cotidiano y la frustración encuentran una manifestación terrible en la propagación de la agresión de Israel en Gaza. Ya seamos creyentes o no, diciembre es un período propicio para balances y reflexiones, mientras la herencia cristiana arrastra consigo la historia del niño que nació pobre en Belén para transformar la moral y el curso de la historia.

En la víspera de la Navidad, el 24 de diciembre, la ocupación se exacerbó de manera especialmente agresiva para herir la sensibilidad de quienes nos oponemos a su genocidio asesinando el símbolo de la infancia, la salvación, el nacimiento y la vida. Vimos en directo y en tiempo real, como lo hacemos desde el 7 de octubre, el incremento de los bombardeos en los campos de refugiados. De acuerdo con el periodista en Gaza, Motaz Azaiza, el trágico resultado se tradujo en la pérdida de 146 bebés palestinos en 24 horas.

Opiniones y desesperación 

Sandía

Watermelon flag, de Khaled Hourani 


Desde la agresión a Gaza, se ha desatado una suerte de confrontación en la esfera pública, es decir, entre nosotros y nosotras, donde se debate desde nuestra perspectiva acerca de lo que está ocurriendo, quiénes o quién son los responsables, y cuáles podrían ser las posibles soluciones. En este terreno, predomina un notable desconocimiento, irresponsabilidad, inhumanidad y desprecio hacia las valientes víctimas que componen el pueblo palestino.

Debo decir que desafiar el poder y reafirmar el derecho a la resistencia en lugar de someterse a la obediencia histórica, ha tenido un costo extremadamente elevado. Más de 20,000 palestinos han perdido la vida en un periodo de 80 días, acompañado de la devastación de una considerable porción de su infraestructura.
Seguramente -esta es una suposición razonable-, en Palestina, nadie cree en la eficacia de negociaciones o resoluciones para abordar sus problemas, proteger su dignidad, salvaguardar su movilidad o asegurar sus derechos fundamentales. Durante 75 años, todos los acuerdos y todos los derechos han sido violados de manera constante, lo que genera un escepticismo fundamentado en experiencias históricas de desengaño y agotamiento continuo. 

La tragedia palestina, esa metáfora universal de los sufrimientos humanos recientes, abarca y refleja los dolores compartidos por otras regiones del mundo, como Guatemala, México, el Congo o Colombia. Esta conmovedora narrativa advierte que la guerra es empresa y hegemonía, apuntalada por un escenario "cultural" y emocional meticulosamente dispuesto para obstaculizar el diálogo, perpetuando así las injusticias históricas.


Testigos del dolor 


Mientras todo ocurre, el ejército de la ocupación, con una efusividad desconcertante, se enorgullece en redes sociales celebrando sus “victorias militares” sobre las ruinas y los muertos de Gaza: Se desplazan en bicicletas que minutos antes pertenecían a aquellos a quienes acaban de asesinar, Juegan con los juguetes de los niños y las niñas que acaban de desplazar, exhiben la ropa íntima de las mujeres o se graban mientras destruyen negocios locales con una sonrisa sincera, incluso cuando incendiaron el agua y los alimentos, recursos escasos. 

Desde el pasado 7 de octubre de 2023, he visto escenas terribles: un anciano despidiendo a su nieta diciendo "Eres el alma de mi alma"; una mujer, con sus dos hijos en brazos, rescatados de entre los escombros, el más pequeño, de apenas un año, buscando el consuelo de su pecho ante el hambre y la necesidad de seguridad, mientras ella, apenas comprende la magnitud de la tragedia, los tres envueltos en polvo y sangre a causa de las heridas. También he presenciado a un niño llevando en brazos y bajo la lluvia, el cuerpo sin vida de su hermanito menor, así como a un hombre gritando desesperado: "Ahora, ¿a quién abrazaré?" al descubrir que toda su familia había sido asesinada.



En una entrevista con el doctor Ghassan Abu Sitta para el medio Middle East Eye, se relatan las lamentables experiencias de llevar a cabo cirugías sin anestesia, las infecciones que afligieron las heridas de los sobrevivientes, desprovistos de suministros, culminando trágicamente en la pérdida de muchos de sus pacientes. El arrasamiento de múltiples generaciones de una misma familia, la diversidad de armamento empleado en Gaza, la demolición sistemática del aparato médico, y la consecuente incapacidad para abordar la abrumadora cantidad de lesiones que llegan a diario.

Dos Preguntas 


Tras 80 días insoportables de tanto dolor y maldad, surgen en mí dos interrogantes que, aunque parecieran formuladas con la inocencia de un niño, persisten sin que pueda descansar. La primera, ¿Cuál es el significado de ser habitantes del planeta?, y, la segunda, ¿Qué hace que un grupo de personas sean capaces de tanta crueldad? Y las preguntas no la pienso exclusivamente en el contexto del proyecto sionista, ni a las facciones armadas palestinas, o a los fabricantes y comerciantes de armas, o a las potencias mundiales que inactivas observan la masacre. Más bien, estas preguntas están dirigidas a nosotros y nosotras que, día tras día, nos convertimos en testigos impotentes de una mortandad que nunca olvidaremos.

Nakba en 1948

Nakba en 1948. Tomada de Wikipedia Foto

¿Continuaremos obviando la humanidad de estas personas, limitándonos a demandar condenas hacia Hamás? ¿Persistiremos en la insistencia de que, en Palestina, la totalidad ha normalizado el sufrimiento? ¿Seguiremos reinterpretando la Biblia para otorgar derechos a Israel, mientras desestimamos el dolor de aquellos que residen en Gaza y los territorios ocupados?

Idealmente, sueño con el reconocimiento de que Israel está cometiendo barbaridades contra poetas, médicos y médicas, periodistas, niños y niñas, deportistas, mujeres, ancianos y cualquiera que se mueva, incluso sus propios ciudadanos a manos de Hamás.
Anhelo una sociedad que se abstenga de juzgar a sus ciudadanos por sus decisiones políticas y que se abstenga de emitir opiniones sobre quién debería representarlos. Las diferencias internas en la comunidad palestina deben resolverse internamente, y los bombardeos, la hambruna, la sed y la carestía de suministros representan cargas infames que obstaculizan su avance y capacidad de debate.
Aspiraría, asimismo, a que se reconozca la ilegal ocupación de territorio palestino por parte de Israel y las violaciones sistemáticas de los derechos humanos contra su población. La ocupación israelí de los territorios palestinos constituye una manifestación de colonialismo incompatible con los principios democráticos, privando a los palestinos de su derecho a la autodeterminación y negándoles las libertades fundamentales inherentes a la ciudadanía.

Es justo admitir que los ataques israelíes a Gaza también constituyen violaciones flagrantes de los derechos humanos. Gaza solía ser un territorio lleno de restricciones y la población palestina que vive allí no tiene el derecho a defenderse de los ataques israelíes. 

Como sabemos, antes de Hamás, Israel ya ocupaba territorios, devastaba campos de olivos, detenía a niños y niñas sin juicio ni evidencia de culpabilidad, y limitaba el acceso a servicios básicos para la población. La economía palestina ha permanecido sometida al bloqueo israelí y ahora está quebrada. 
Y para contribuir desde la distancia, invito con determinación a la evaluación constante y la eliminación absoluta del consumo de marcas vinculadas o que respalden a Israel. Este ejercicio, disciplinado y amoroso, tiene un impacto político significativo, conduciendo inevitablemente al aislamiento económico del proyecto sionista y a una transformación de sus prácticas.

He buscado respuestas a las preguntas que planteé y sé que en el planeta hay personas llenas de bondad y generosidad. Al iniciar mi blog, mi intención era abordar temas como mujeres, géneros, moda y cocina. Jamás imaginé iba a estar triste durante meses mientras veo un genocidio en mi celular.

Anhelo sinceramente que el futuro nos libre de presenciar en tiempo real nuevas atrocidades e infamias. Ojalá que amigos, amigas, aquellos y aquellas que no me quieren, e incluso quienes no me conocen, se unan a mis emociones y participen en las acciones de consumo que propongo. 


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Reflexiones imperfectas con enfoque de género. Una mala feminista y mis ideas sobre política, conflictos, cocina, amor, cine y mucho más.

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